Me cuesta encontrar las palabras adecuadas para darte un abrazo. No consigo dar con las tiritas que necesitas para ese corazón magullado. Y al final tengo la sensación de que no puedo hacer nada por ayudarte más que escucharte y tratar de sembrar una semilla de fe en el futuro y el tiempo.
De nada sirve porque aunque digas que te sientes mejor en realidad ningún problema ha desaparecido mientras tanto. Solamente ha cambiado el momento y la perspectiva, el resto sigue igual.
Me gustaría tener la varita mágica que aliviase tu dolor y diera un respiro a tu alma que empieza a estar cansada. Ojalá pudiese levantarte de donde estás y llevarte a un lugar más cálido y lleno de luz. Pero no se como hacerlo porque llevo plomo en las piernas y bastante me cuesta no hundirme a cada paso en las arenas movedizas de la vida. No se que puedo ofrecerte porque tener las palabras justas no sirve de mucho, y no soy ni lo sabio ni lo fuerte que parece. Por eso los sentimientos me abren como un cuchillo caliente a la mantequilla, y repito los errores de los que creía haber aprendido lecciones. No soy un ejemplo de nada y todo cuanto puedo compartir contigo es mi tiempo, y mi visión del universo.
No se como dar consuelo porque a veces cuando lo intento pierdo el mío por el camino.
Aunque este no sea mi mejor momento espero poder estar ahí, de la forma que sea.
De nada sirve porque aunque digas que te sientes mejor en realidad ningún problema ha desaparecido mientras tanto. Solamente ha cambiado el momento y la perspectiva, el resto sigue igual.
Me gustaría tener la varita mágica que aliviase tu dolor y diera un respiro a tu alma que empieza a estar cansada. Ojalá pudiese levantarte de donde estás y llevarte a un lugar más cálido y lleno de luz. Pero no se como hacerlo porque llevo plomo en las piernas y bastante me cuesta no hundirme a cada paso en las arenas movedizas de la vida. No se que puedo ofrecerte porque tener las palabras justas no sirve de mucho, y no soy ni lo sabio ni lo fuerte que parece. Por eso los sentimientos me abren como un cuchillo caliente a la mantequilla, y repito los errores de los que creía haber aprendido lecciones. No soy un ejemplo de nada y todo cuanto puedo compartir contigo es mi tiempo, y mi visión del universo.
No se como dar consuelo porque a veces cuando lo intento pierdo el mío por el camino.
Aunque este no sea mi mejor momento espero poder estar ahí, de la forma que sea.
3 comentarios:
Simplemente GRACIAS.
TE QUIERO,
Lana
Las palabras no son muchas veces las que curan las heridas. Hay momentos en los que poderse aferrar a alguien significa mucho más.
El silencio no es la ausencia de la palabra; habla por sí mismo. Un silencio compartido con alguien a quien se quiere puede decir más que mil palabras.
Y simplemente una presencia (en este caso, la tuya para esa persona) puede significarlo todo.
Exactamente...
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