domingo, septiembre 30, 2007

Hace un año

Hace un año aterricé en Irlanda, con dos maletas y una mochila, y una sensación muy muy extraña. Y los primeros días, bueno, no hablaré de los primeros días, mientras buscaba casa y algo de sentido a tanto absurdo.

Hace un año que entré en esta casa para mudarme a la que ahora vuelve a ser mi pequeña habitación (atrás he dejado tres mudanzas, y otras dos habitaciones, a cada cual más grande). Vuelvo al inicio, cerrando el círculo, y os prometo que tiene mucho sentido.

Este año de contacto con la sociedad irlandesa ha servido para que aprenda muchas cosas.

El concepto de tecnología punta es relativo, ya que el simple hecho de tener un solo grifo para agua caliente y fria, y que esta se mezcle en agua templada al gusto es algo que no te encuentras en todas las casa. Por lo general en el baño te encuentras dos grifos, uno para el agua escaldante y otro para la congelante. Mientras tanto en la cocina tienes un solo grifo en el que la mitad del chorro permite desplumar un pollo mientras la otra mitad helaría el Polo Norte.

El concepto de limpio e higiene también es muy flexible, en especial para los irlandeses.

Lo mismo ocurre con la interpretación del espacio-tiempo, pero en particular del tiempo, ya que la unidad universal de "mañana te lo llevo" puede dilatarse hasta un mes sin pestañear y siempre con una sonrisa.

El sentido del ridículo es tan inútil como innecesario. Puedes vestir como te de la gana, incluso en pijama por la calle, no pasa nada. Un chandal es un gran traje, y el rosa esencial para denotar tu femeneidad. Los continentales vivimos estresados por la imagen, y aquí simplemente son libres.

Hoy por hoy en pocos sitios de Europa me imagino que puedan vender algo como esto sin que se monte un follón. Ojo, que lo venden en el Dunnes Stores, que viene a ser El Corte Inglés de aquí, y lo que es peor (o mejor), que la oferta es "compra dos y llevate tres". El mágnifico marido y la esposa inflables. Leed el texto porque no tiene desperdicio.

lunes, septiembre 24, 2007

Pasatiempos 16

Colors en Serie. Magnífica serie de TV3 dedicada a los colores, televisión de calidad. Cada capítulo está dedicado a un color, y este capítulo dedicado a la importancia del color es genial. Empiezan a partir de la fascinante historia de Neil Harbisson, que no puede distinguir los colores y ha consguido reconocerlos gracias a una cámara que traduce los colores en sonidos. Y así nos plantean como sería un mundo en blanco y negro y la suerte que tenemos de que no sea así.

Me quito el sombrero. (Hecho con muy buen gusto, gran fotografía, saber hacer y mucha música de Yann Tiersen y de Pascal Comelade) Es la clase de programa que me habría gustado hacer.

Más televisión de calidad, o como mínimo útil. The Real Hustle. Programa de la BBC en el que enseñan timos por vía del ejemplo, timando a la gente en la calle y grabándoles con cámara oculta. Después les devuelven el dinero, claro. La idea es que así estés preparado y las veas venir. Televisión educativa.

Como pasatiempo educativo, Quite Interesting. El presentador plantea una pregunta y los participantes (normalmente humoristas) reciben puntos en función de lo interesante que sean sus respuestas. En inglés, sí, y bastante jodido de seguir, pero muy bueno.

Pero si preferís una leer una historia real, ¿Que tal la del hombre que salvó el mundo? Suerte tuvimos. Sólo a un botón de distancia. A eso nos quedamos.

Hugging Joy Division

Me gusta esta canción, y no sé porque.



Me gustan estos dibujos y sí sé porque.

sábado, septiembre 22, 2007

Aviones

Siempre me gustaron los aviones. Son seguramente las máquinas más fascinantes que nos podemos imaginar. De pequeño me encantaban los libros de aviones y las maquetas, incluso hice unas cuantas de cazas y aviones de la segunda guerra mundial.

Uno de mis sueños es volar en planeador. Tiene que ser genial.

Pero últimamente mi relación con los aviones no pasa por el mejor momento. Los dos últimos aterrizajes con Ryanair en Dublin han sido, digamos, espeluznantes. De verdad. Volviendo de Barcelona la gente hasta gritó. Y volviendo de Suecia soñé que nos la habíamos pegado, con demasiado detalle, y luego el aterrizaje fue duro de narices, muy violento.

Pero sigue encantándome despegar, sentirte aplastado contra el asiento, y ver por la ventana como el mundo se vuelve pequeñito pequeñito. Ver los coches y las casitas, las carreteras, etc todo como si fuese una maqueta o una realidad muy lejana. Y cuando era pequeño me encantaba cuando me dejaban ir a la cabina de los pilotos, uauuu (inimaginable hoy en día).

Claro que lo de verdad de verdad me gustaría sería poder pilotar así:


viernes, septiembre 21, 2007

Sensacionalismo, hambre de dramas y heroes. Historias que no son como las cuentan.

La historia de esta fotografía se ha contado muchas veces, pero os la resumo para poner en situación.

En Marzo de 1993 el fotógrafo Sudafricano Kevin Carter llegó al pueblo Sudanés de Ayod donde se encontró con ésta escena. Una niña agonizaba en el suelo mientras detrás suyo un buitre la observaba acechante y paciente. Kevin esperó durante veinte minutos que el buitre abriera las alas, para aumentar el dramatismo de la imagen. No lo hizo, así que se fué con la foto tal y como la conocemos.

La fotografía ganó el Pulitzer y golpeó las abotargadas conciencias de la sociedad del primer mundo. Kevin recibió numerosas críticas por no haber ayudado a la niña (como si ese fuese el problema), y acabó renegando de ella. A los pocos meses conectó una mangera al tubo de escape de su coche y se suicidó.

Ya tenemos todo lo que hace falta para una historia mediática como pocas. Partiendo de una situación dramática tenemos a un hereoe que remueve conciencias pero que al tiempo personifica la inactividad del primer mundo y éste lo culpabiliza a él en lugar de asumir la responsabilidad que le corresponde. Y acaba suicidándose expiando toda nuestra culpa, ya ha recibido el castigo que merecía su insensibilidad.

Pero la historia, contada así, podría ser una tersgiversación interesada. Kevin murió más dolido por la reciente muerte de su amigo y compañero de reportajes del Apartheid, Ken Oosterbroek, que por la pregunta impenitente que le persiguió desde que se publicó la fotografía: "¿Por qué no ayudaste a la niña?".

Al parecer, tal como explican los periodistas españoles José María Arenzana y Luis Davilla (llegaron a Adoy en Julio del mismo año sin haber visto la foto de Kevin) en contra de lo que puede parecer los buitres no estaban allí atraidos por los cadaveres que había dejado la hambruna, sino por el vertedero que se encontraba cerca. (más en elPeriodistaDigital)

Mismo lugar, mismos protagonistas (otra niña y buitres), pero una historia totalmente distinta. Y todavía nada te haría imaginar que ahí al lado hay un vertedero. Pero en cualquier caso la saludable niña y los agallinados buitres ya no sugieren ni muerte ni sufrimiento.


Cada fotografía cuenta una historia, sí, pero no necesariamente la historia de verdad. El poder de las imágenes está fuera de toda duda, su capacidad evocadora, la narrativa implícita, contenedores de simbolismos difíciles de ignorar. Dicen que los grandes fotógrafos consiguen que las fotografías hablen por si solas, que contengan la historia mejor que mil palabras. Pero no podemos olvidar que una cosa es la historia que nos cuentan o creamos ver, y otra es la de verdad.

Tras toda imagen hay una intención, tras toda historia hay una manipulación, innegable e innevitable. Es el principio de Heisenberg, y ahí entra la ética periodística para tratar de contextualizar, informar, y tratar de acotar la manipulación. Algo que en todos los medios parecen estar ignorando. Hace tiempo que los informativos deberían llamarse los adoctrinadores.

miércoles, septiembre 19, 2007

Bergman, suecos, y la madre que los parió

Hoy vengo absolutamente debastado. Tocado y hundido, y todavía no sé muy bien porqué. Ahora os cuento.

Esto de estar buscando trabajo tiene sus ventajas y desventajas. La incertidumbre, la espera, y la economía te pueden llevar tener mucho tiempo libre y pocas ganas de salir a gastar un sueldo que no tienes. Las implicaciones directas de esta situación son variadas, pero hoy sólo me centraré en la que afecta al tiempo libre. Sí, tienes mucho tiempo libre. No tienes un horario, y hasta que no empiecen a llamarte (se puede saber a que coño esperan) te pasas el día o buscando ofertas o vegetando tratando de olvidar ofertas de las que no te llamarán (50k€, jajaja). Así es como acabas viendo más películas que en los últimos 6 meses.

Esto no tiene nada malo, no, el problema es que en esta situación te tragas cosas que en otras circustancias ni te molestarías en empezar a ver. La situación ha llegado a ser tan complicada que no soy capaz de hacer un ranking de cual es la peor película que he visto. Empezando por Transformers (todavía no sé que ha ocurrido en la peli, absurda), Snakes in a plane (venga ya!), Superman (por qué? Por qué??), La jungla de Cristal 4, y buffff... alguna más que he podido olvidar. También ha habido alguna buena, como Dark Water (Jennifer Connelly, espectacular. Queridos Reyes Magos...). El caso es que me pasé a ver Dexter, y me he tragado la temporada completa en una semana.

Dexter es una gran serie sobre un psicópata que ha sido educado por su padrastro policía para matar sólo a gente que lo merece y sabiendo disimular todas sus emociones para poder sobrevivir. Las actuaciones son magníficas, en particular la de Dexter, que baila desde el más absoluto vacio emocional al asesinato frio y calculado sin que nadie sospeche. Semejante atracón de asesinatos y frialdad en tan poco tiempo te deja meditabundo, te plantea cuestiones sobre la forma de amar, las motivaciones, cuanto hay de Dexter en cada uno, hasta donde se pueden controlar las emociones, etc.

En ese estado estaba yo ayer, cuando llegué a casa para cenar y me encontré en la tele con una película sueca subtitulada en inglés, que quién lo iba a decir, pero me iba a acabar de hundir.

Bueno, hundir hundir. Tampoco es eso. Pero sí que me impactó enormemente.

Se trataba de "Secretos de un matrimonio", y lo más sencillo que puedo decir es que es la perfecta terapia contra las películas de Meg Ryan. Muestra la parte oscura del matrimonio, a donde conduce la rutina, la comunicación entre sordos que no se dan cuenta que están ciegos, la exigencia de sacrificio, que el amor no lo puede todo, que sólo es el primer paso. Es un tostón que indaga en la incomunicación, en la incapacidad de reaccionar a falta de presiones extremas, de la imposibilidad de recomponer algo que se ha roto, que hay situaciones de las que no hay marcha atrás. Sí, es un tostón, pero está tan bien hecha que te plantas ahí, sintiendo a cada uno de los personajes hasta la última fibra, aún y cuando están en conflicto entre si.

Lo más sorprendente e impactante, fué sin duda la frialdad y la racionalidad extrema con la que los personajes se enfrentan a situaciones que se me antojaban tremendas. El vacio de las relaciones humanas que planteaban (eso no son amigos). No sé hasta que punto ese helado paisaje emocional formaba parte del juego planteado por el señor Bergman, o si realmente se corresponde con la forma de sentir de los nietos de los vikingos. Por primera vez me ví reflejado en el sentir latino de la reacción apasionada. En una situación como la confesión de la infidelidad sería incapaz de preocuparme del estado de salud del amante con el que me han toreado. Por dios.

En definitiva, por qué me ha afectado esta película? Sinceramente, no lo sé. En parte supongo enseña la cara menos amable del amor y la convivencia, y lo desolador que puede llegar a ser en la ausencia, y en la nostalgia.

No es nada nuevo, lo cuentan mil historias. Pero nunca lo había visto contado así, nunca desde una forma de sentir tan racionalista, tan fría, tan ajena.

No la acabé de ver, de hecho a penas vi la mitad (tres horas dura la peli, y seis la versión extendida). Creo que la próxima vez necesitaría verla con alguien para poder discutir sobre ella.

Wikipedia, explican toda la película. Spoiler extremo, ojo.

*Nota: La teoría de "cuanto daño ha hecho Meg Ryan" está patentada y registrada por un servidor, a la disposición de todo el que quiera en formato de "verdad universal".

martes, septiembre 18, 2007

La increible historia de Sana y Adnan

Hoy os traigo una historia que me ha encantado. Resulta tan rocambolesca que parece increible, pero quien sabe , la realidad siempre supera la ficción y eso es lo mejor de todo.

Una pareja va a divorciarse después de coincidir por separado en un chat. Él se conectaba desde el trabajo, y ella desde un cibercafé, y ambos ocultos tras pseudónimos, encontraron en el otro la persona que les faltaba en su matrimonio. Almas gemelas que no pudieron evitar dar el paso de conocerse creyendo haber encontrado el amor de sus vidas, quedaron en una tienda, cada uno con una rosa. La sorpresa debió ser monumental cuando se encontraron cara a cara con ese "desconocido" con el el que llevaban años compartiendo cama.

Sana said: "I thought I had found the love of my life. The way this Prince of Joy spoke to me, the things he wrote, the tenderness in every expression was something I had never had in my marriage."

Adnan said: "To be honest I still find it hard to believe that the person, Sweetie, who wrote such wonderful things to me on the internet, is actually the same woman I married and who has not said a nice word to me for years."
Si lo piensas bien es normal que fuesen los únicos que se entendían, después de todo estaban viviendo la misma mentira, o la misma verdad.

Que duro resulta pensar en lo que se pueden convertir las relaciones, casi sin darnos cuenta, poco a poco. Con las palabras que nos cayamos, los silencios, los malentendidos, y los sobreentendidos.

Que situación más tremenda la de Sana y Adnan, doblemente traicionados por si mismos. Sale en una película y no nos lo creemos, :D

- Cariño, me he enamorado de quien eres cuando no estás conmigo y sueñas con otro, que soy yo cuando no pienso en tí.

Jodó.
Historia completa (inglés)

martes, septiembre 04, 2007

Deja vu?

Creo que tenía 18 años cuando bajé del avión en Londres solo, con mi maleta y un billete de vuelta. Sí, encontré lo que buscaba, y mucho más. No diré que fué fácil. Pero digamos que es la situación más parecida a la que estoy viviendo.

Buscar trabajo sin tener casa, y buscar casa sin tener trabajo. Un malabarismo en la cuerda floja entre sensaciones de todos los colores. Que rápido se te olvida lo horrible que es buscar casa cuando no tienes. Y lo cansino que es esperar que te llamen para los trabajos.

Pero está claro que algo ha cambiado en estos ocho años. Ni punto de comparación. Todo es mucho más fácil ahora. Cosas así te confirman las sospechas de que después de todo tan mal no lo hemos hecho.

En su día las cosas se resolvieron por casualidades (algunas con tintes épicos). Ahora habrá que ver como progresa esto, y sino siempre nos quedará el plan B.

lunes, septiembre 03, 2007

De vuelta

Pues sí, ya he vuelto. Una semana de ensueño en un país que parece funcionar como un reloj suizo pero que esconde sombras como cualquier otro. Estocolmo es precioso. Rezuma orden, geometría contenida en la naturaleza. Sin estridencias ni grandes manifestaciones arquitectónicas, las calles se suceden con el mismo temperamento sosegado y sobrio. Espacios amplios, no más de cinco alturas, y coherencia. Armonía diría yo.

Hay quien dice que la arquitectura afecta a la gente, estructurando su espacio exterior condiciona los esquemas mentales. Y también se dice que la arquitectura es una expresión de los propios esquemas mentales de los ciudadanos y la sociedad. Sin entrar en debates gallinovoides la verdad es que la gente se reboza de una seriedad que se me antojaba hasta un punto agresiva. Y no es que transmitan nada, sino que son tan neutros que no sabes si tienen la mente en blanco o si están cogiendo carrerilla para arrancarle la cabeza al primero que pasa por delante.

Y no esperes poder juzgar a la gente por las apariencias, porque resulta del todo inútil. Es el país con mayor porcentaje de clase media, y todo el mundo puede parecerte pijo sin serlo, y la forma de vestir dice poco de quienes son. Porque son todos iguales, sobretodo los jóvenes (niños sacados de una serie de la tele, tan perfectos y guays que parecen clones de una misma pesadilla alineante).

Estocolmo tiene los ingredientes de París, Bruselas, y Venecia. Tiene la naturaleza a pie de calle con parques y hasta bosques a 5 minutos del centro. Pero se queda un poco hueca en el aspecto humano. No he podido conocer todas las dimensiones e intuyo que hay otros Estocolmos que requieren más tiempo, y más calma.

En cualquier caso ha sido una gran semana. Una semana para recordar, como el último oasis antes de atravesar el desierto. Quien sabe lo que depara el futuro. Todo es cuestión de tiempo, y de momento es todo cuanto tengo, así que todo irá bien. Ahora estoy en Dublín, y mañana vuelvo a Limerick. Ya veremos.

PD: Que bonito el City Hall (foto2), una cuenta pendiente.