lunes, marzo 16, 2015

La cinta de cassette.

Soy de la generacion que crecio enganyada con la idea de que todos encontrariamos a esa persona que nos comprenderia desde el primer instante, ese alma gemela que hara que todos los problemas se resuelvan para siempre y que todo vaya a ir bien forever and ever. Si, los nacidos bajo la maldicion de Meg Ryan y las peliculas de Disney crecimos creyendo que habia ciertas senyales, ciertas pruebas que permitian cribar entre la multitud y encontrar el santo grial.

Una de las pruebas era que le gustase la misma musica, y en su dia no habia mayor prueba de compatibilidad que le gustase la cinta de canciones grabadas de la radio. Lo que los guays llamaban "mix tape" o en mi barrio llamabamos "te he grabado una cinta".



Si a la moza/mozo en cuestion le gustaba la cinta, entonces era senyal ineludible de compatibilidad eterna que duraria seguramente un verano.

Hoy las cosas han cambiado.

Hoy he buscado mi cancion favorita en YouTube y he encontrado nosecomo una lista de 50 canciones de grupos diversos, a cada cual mejor que la anterior. Era como caminar en una mina de oro, donde a cada paso te encontrabas con una pepita mayor que la anterior.

Quien ha creado semejante maravilla? Quien es capaz de conectar con mis gustos de forma tan fantastica? Quien es esta persona tan fantabulosa con una sensibilidad tan sideral?

Pues bien, Esa persona no es tal, sino que es un algoritmo de YouTube.

Asi que he llegado a la conclusion que dado que hay unas lineas de codigo corriendo en algun lugar en el universo que me conocen mejor que yo mismo, bien puedo avandonar las mentiras de la infancia y entregarme a la nueva realidad, donde solo necesito casa cerca del super, perro, conexion a internet y YouTube.

Si Disney y Meg Ryan hubiesen sabido esto...

jueves, marzo 12, 2015

Words to live by

“For me this glass is already broken. I enjoy it; I drink out of it. It holds my water admirably, sometimes even reflecting the sun in beautiful patterns. If I should tap it, it has a lovely ring to it. But when I put this glass on the shelf and the wind knocks it over or my elbow brushes it off the table and it falls to the ground and shatters, I say, ‘Of course.’
When I understand that the glass is already broken, every moment with it is precious.”

From What Calvin and Hobbes taught me about mindfulness.