Navegando por el blog de Olga, La broma, me volví a plantear algunas dudas que hace tiempo que me rondan la cabeza. Todos estamos al tanto del desgraciado drama que estamos viviendo con la violencia de género, doméstica o como queráis llamarlo. (Yo personalmente prefiero considerarlos asesinatos inmundos hechos por escoria humana absurda digna de tortura sistemática por aplastamiento de partes blandas de su cuerpo, y con esto creo que queda claro que consideración me merecen los susodichos).
El caso es que Olga comenta que “Un estudio cuestiona el tratamiento de la violencia doméstica en los medios de comunicación”. Esto me ha llevado a recordar que este repunte en este tipo de crímenes ha ocurrido en los dos últimos años, coincidiendo con un aumento de la atención prestada por los medios a todos los sucesos. Quizás es una pregunta un tanto capciosa, como la del huevo y la gallina, pero algo me dice que realmente los medios de comunicación han actuado como inspiradores para muchos de estos anormales, deficientes emocionales.
Salía en los periódicos que se había usado un hacha, entonces al cabo de una semana salían dos o tres casos similares. Y lo mismo ocurre con el modus operandi: “fue a su casa” o “la esperó a la salida del trabajo”… Van por oleadas. Hay cosas en las que dudo de la casualidad.
¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación? Sinceramente creo que bastante. No he estudiado periodismo, ni nada parecido, vaya la verdad por delante, y mi criterio no va más allá de percepciones propias como consumidor, victima y usuario de los medios de comunicación. Me da la impresión que un comportamiento aberrante y absurdo descrito una y otra vez de forma aséptica y “profesional” deja suficiente margen para que este acabe creando un marco de actuación “normal” que se acaba integrando en la sociedad como si tal cosa.
Por esta razón creo que quizás habría que dejar de hablar de “mató a su pareja” o “murió a manos de su pareja”, porque al cuadrarlo en la “pareja” se va creando ese marco donde la violencia se acaba justificando como habitual, ya que lo extraño es que no ocurra en la pareja. Así se abre la puerta al patrón de conducta absurdo que lleva a considerar una posibilidad viable el actuar de forma violenta contra la persona con la que se tenía una relación emocional profunda.
Como el lenguaje no es neutro, por mucho que queramos, creo que en casos así habría que reconsiderar si no es mejor dejar de escribir con guantes de latex y cambiar expresiones como “asesinada por su marido” por “asesinada por un hombre que no la quería ni la amaba, miserable y desalmado, tan estúpido que nos sorprende que supiese respirar”.
Desde aquí quiero aprovechar para dar mi más sentido y humilde homenaje a todas las personas víctimas de la violencia familiar.
El caso es que Olga comenta que “Un estudio cuestiona el tratamiento de la violencia doméstica en los medios de comunicación”. Esto me ha llevado a recordar que este repunte en este tipo de crímenes ha ocurrido en los dos últimos años, coincidiendo con un aumento de la atención prestada por los medios a todos los sucesos. Quizás es una pregunta un tanto capciosa, como la del huevo y la gallina, pero algo me dice que realmente los medios de comunicación han actuado como inspiradores para muchos de estos anormales, deficientes emocionales.
Salía en los periódicos que se había usado un hacha, entonces al cabo de una semana salían dos o tres casos similares. Y lo mismo ocurre con el modus operandi: “fue a su casa” o “la esperó a la salida del trabajo”… Van por oleadas. Hay cosas en las que dudo de la casualidad.
¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación? Sinceramente creo que bastante. No he estudiado periodismo, ni nada parecido, vaya la verdad por delante, y mi criterio no va más allá de percepciones propias como consumidor, victima y usuario de los medios de comunicación. Me da la impresión que un comportamiento aberrante y absurdo descrito una y otra vez de forma aséptica y “profesional” deja suficiente margen para que este acabe creando un marco de actuación “normal” que se acaba integrando en la sociedad como si tal cosa.
Por esta razón creo que quizás habría que dejar de hablar de “mató a su pareja” o “murió a manos de su pareja”, porque al cuadrarlo en la “pareja” se va creando ese marco donde la violencia se acaba justificando como habitual, ya que lo extraño es que no ocurra en la pareja. Así se abre la puerta al patrón de conducta absurdo que lleva a considerar una posibilidad viable el actuar de forma violenta contra la persona con la que se tenía una relación emocional profunda.
Como el lenguaje no es neutro, por mucho que queramos, creo que en casos así habría que reconsiderar si no es mejor dejar de escribir con guantes de latex y cambiar expresiones como “asesinada por su marido” por “asesinada por un hombre que no la quería ni la amaba, miserable y desalmado, tan estúpido que nos sorprende que supiese respirar”.
Desde aquí quiero aprovechar para dar mi más sentido y humilde homenaje a todas las personas víctimas de la violencia familiar.
PD: El que crea que el aumento de los crímenes se debe mayoritariamente a la inmigración que le eche un vistazo a las estadísticas: Más datos aquí.
Y carajo, que alguien me explique que pasó en el 2001 y 2002. Aunque lo que asusta es el 2003. Aquí hay tela para una tesis bien bonita para rebatirme: "Tratamiento de la violencia de género 2000-2005"
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