A veces llega el día en el que te preguntas como carajo has llegado a esta sensación de deja vu constante. Repitiendo la misma historia una y otra vez. Con matices, cierto, y con los mismos desenlaces tambien.
Vuelves a plantearte escribir esa carta que no deberías pero que te hierve en las yemas de los dedos. Te planteas remover el pasado para no arrastrarlo hasta el futuro, sin contar con el recibimiento que podrias recibir en el pasado, que quizás te espera bofetada en ristre. O lo que sería peor, ni tan siquiera espere.
Miras alrededor y te questionas tus propias respuestas. Ya no ves claro lo que antes era baluarte, ahora se antoja castillo de arena. Y te planteas si quizás no tenías que haberte dado cuenta de que no sabías de mus cuando te llegó el as de picas, y que para vender farolas no basta con que te paguen, sino que hay que valerlo.
Es en dias como ese en el que te entra ese escozor zozobrante que se prepara para hacerte perder el suenyo. Ahí está, susurrandote al oido, paciente e infinito. Y tú, que te conoces, sabes que decirte en momentos como ese:
- No pienses, no pienses,.... que la cagas.
3 comentarios:
Es muy difícil no pensar.
Y justo en esos momentos es imposible, no pensar, imposible...
eso de no pensar es para nota, o para rubias. arfs.
(yo también sigo leyendo, hasta que nos hagas pagar - y si no es mucho, pues....)
Pienso que la sensación de deja vú se debe a que hay algunas reglas universales que rigen de cierta manera el devenir de las cosas, o simplificando, que rigen nuestro comportamiento inevitablemente humano.
Cuando me dan estas crisis de valores... considero una desgracia la capacidad de reflexión, pero confío en que la capacidad de aprender también esté al quite o el "sufrimiento" de verse en un bucle habrá sido en vano.
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