viernes, septiembre 21, 2007

Sensacionalismo, hambre de dramas y heroes. Historias que no son como las cuentan.

La historia de esta fotografía se ha contado muchas veces, pero os la resumo para poner en situación.

En Marzo de 1993 el fotógrafo Sudafricano Kevin Carter llegó al pueblo Sudanés de Ayod donde se encontró con ésta escena. Una niña agonizaba en el suelo mientras detrás suyo un buitre la observaba acechante y paciente. Kevin esperó durante veinte minutos que el buitre abriera las alas, para aumentar el dramatismo de la imagen. No lo hizo, así que se fué con la foto tal y como la conocemos.

La fotografía ganó el Pulitzer y golpeó las abotargadas conciencias de la sociedad del primer mundo. Kevin recibió numerosas críticas por no haber ayudado a la niña (como si ese fuese el problema), y acabó renegando de ella. A los pocos meses conectó una mangera al tubo de escape de su coche y se suicidó.

Ya tenemos todo lo que hace falta para una historia mediática como pocas. Partiendo de una situación dramática tenemos a un hereoe que remueve conciencias pero que al tiempo personifica la inactividad del primer mundo y éste lo culpabiliza a él en lugar de asumir la responsabilidad que le corresponde. Y acaba suicidándose expiando toda nuestra culpa, ya ha recibido el castigo que merecía su insensibilidad.

Pero la historia, contada así, podría ser una tersgiversación interesada. Kevin murió más dolido por la reciente muerte de su amigo y compañero de reportajes del Apartheid, Ken Oosterbroek, que por la pregunta impenitente que le persiguió desde que se publicó la fotografía: "¿Por qué no ayudaste a la niña?".

Al parecer, tal como explican los periodistas españoles José María Arenzana y Luis Davilla (llegaron a Adoy en Julio del mismo año sin haber visto la foto de Kevin) en contra de lo que puede parecer los buitres no estaban allí atraidos por los cadaveres que había dejado la hambruna, sino por el vertedero que se encontraba cerca. (más en elPeriodistaDigital)

Mismo lugar, mismos protagonistas (otra niña y buitres), pero una historia totalmente distinta. Y todavía nada te haría imaginar que ahí al lado hay un vertedero. Pero en cualquier caso la saludable niña y los agallinados buitres ya no sugieren ni muerte ni sufrimiento.


Cada fotografía cuenta una historia, sí, pero no necesariamente la historia de verdad. El poder de las imágenes está fuera de toda duda, su capacidad evocadora, la narrativa implícita, contenedores de simbolismos difíciles de ignorar. Dicen que los grandes fotógrafos consiguen que las fotografías hablen por si solas, que contengan la historia mejor que mil palabras. Pero no podemos olvidar que una cosa es la historia que nos cuentan o creamos ver, y otra es la de verdad.

Tras toda imagen hay una intención, tras toda historia hay una manipulación, innegable e innevitable. Es el principio de Heisenberg, y ahí entra la ética periodística para tratar de contextualizar, informar, y tratar de acotar la manipulación. Algo que en todos los medios parecen estar ignorando. Hace tiempo que los informativos deberían llamarse los adoctrinadores.

7 comentarios:

Medea dijo...

¿Es una critica a mi post? Uhhh :P

Después de escuchar la verdadera historia las cosas cambian mucho. Pero no tanto. De todas formas, y aunque el problema no sea ayudar a un solo niño (o a un solo inmigrante) ¿tu te hubieras quedado tomando la foto y luego te hubieras marchado?

Es el paralelismo que trataba de remarcar, y para mi sigue siendo válido...

Prometeo dijo...

Medea; Que va, no era ni es una crítica. Simplemente tu post me hizo recordar la historia de la foto.

Ante una foto así te planteas esa pregunta, que habrías hecho? En frio, desde esta cómoda silla, sin duda recoger a la niña y salvarla. Estando allí, ya no lo sé. Lo duro de la miseria y el dolor es que cuando te rodea te aisla y desconecta parte de tu empatía para poder sobrevivir, quizás para no venirte abajo o quizás para evitar cargas de conciencia, o por cobardía, o egoismo. No sé.

Sé que no soy un heroe, y que no sé si en el momento correspondiente tomaré la decisión adecuada. Sé lo que me gustaría hacer, pero sólo eso.

Y sin darme cuenta me acabo de volver a ir por los cerros de Úbeda. jejeje, pero me tengo que ir corriendo,

Un abrazo, y en otro rato me explico mejor y más brevemente.

Esther dijo...

Detrás de cada foto hay una historia y dependerá siempre de lo que nos cuenten... a veces no podremos saber más... Supongo que te tienes que ver ahí... yo también hubiera recogido a la niña... pero... quien sabe.
Un besoy buen finde Prometeo.

Anónimo dijo...

Bueno Prome, en el fondo tienes tooda la razón. Desde aquí es muy fácil decir lo que "se haría".

Anónimo dijo...

recomiendo leer "El pintor de batallas" de Perez-Reverte.

(por cierto, Mr. Perezoso, no me quieres como amigo? snif snif)

Reena dijo...

Casualmente leí la historia en ElPaís y me impactó tanto que la tenía guardada en los favoritos.

Me alegra haber oído tu versión, porque no tenía ni idea de lo del vertedero :S La prensa ha perdido toda ética, los médicos se cubren los unos a los otros y ya le puedes ni preguntar al mecánico qué es lo que le pasa a tu coche...

Reena dijo...

Venga venga, a ver quién pica primero en el link ja ja ja