Pues sí, ya he vuelto. Una semana de ensueño en un país que parece funcionar como un reloj suizo pero que esconde sombras como cualquier otro. Estocolmo es precioso. Rezuma orden, geometría contenida en la naturaleza. Sin estridencias ni grandes manifestaciones arquitectónicas, las calles se suceden con el mismo temperamento sosegado y sobrio. Espacios amplios, no más de cinco alturas, y coherencia. Armonía diría yo.
Hay quien dice que la arquitectura afecta a la gente, estructurando su espacio exterior condiciona los esquemas mentales. Y también se dice que la arquitectura es una expresión de los propios esquemas mentales de los ciudadanos y la sociedad. Sin entrar en debates gallinovoides la verdad es que la gente se reboza de una seriedad que se me antojaba hasta un punto agresiva. Y no es que transmitan nada, sino que son tan neutros que no sabes si tienen la mente en blanco o si están cogiendo carrerilla para arrancarle la cabeza al primero que pasa por delante.
Y no esperes poder juzgar a la gente por las apariencias, porque resulta del todo inútil. Es el país con mayor porcentaje de clase media, y todo el mundo puede parecerte pijo sin serlo, y la forma de vestir dice poco de quienes son. Porque son todos iguales, sobretodo los jóvenes (niños sacados de una serie de la tele, tan perfectos y guays que parecen clones de una misma pesadilla alineante).
Estocolmo tiene los ingredientes de París, Bruselas, y Venecia. Tiene la naturaleza a pie de calle con parques y hasta bosques a 5 minutos del centro. Pero se queda un poco hueca en el aspecto humano. No he podido conocer todas las dimensiones e intuyo que hay otros Estocolmos que requieren más tiempo, y más calma.
En cualquier caso ha sido una gran semana. Una semana para recordar, como el último oasis antes de atravesar el desierto. Quien sabe lo que depara el futuro. Todo es cuestión de tiempo, y de momento es todo cuanto tengo, así que todo irá bien. Ahora estoy en Dublín, y mañana vuelvo a Limerick. Ya veremos.
PD: Que bonito el City Hall (foto2), una cuenta pendiente.
Hay quien dice que la arquitectura afecta a la gente, estructurando su espacio exterior condiciona los esquemas mentales. Y también se dice que la arquitectura es una expresión de los propios esquemas mentales de los ciudadanos y la sociedad. Sin entrar en debates gallinovoides la verdad es que la gente se reboza de una seriedad que se me antojaba hasta un punto agresiva. Y no es que transmitan nada, sino que son tan neutros que no sabes si tienen la mente en blanco o si están cogiendo carrerilla para arrancarle la cabeza al primero que pasa por delante.
Y no esperes poder juzgar a la gente por las apariencias, porque resulta del todo inútil. Es el país con mayor porcentaje de clase media, y todo el mundo puede parecerte pijo sin serlo, y la forma de vestir dice poco de quienes son. Porque son todos iguales, sobretodo los jóvenes (niños sacados de una serie de la tele, tan perfectos y guays que parecen clones de una misma pesadilla alineante).
Estocolmo tiene los ingredientes de París, Bruselas, y Venecia. Tiene la naturaleza a pie de calle con parques y hasta bosques a 5 minutos del centro. Pero se queda un poco hueca en el aspecto humano. No he podido conocer todas las dimensiones e intuyo que hay otros Estocolmos que requieren más tiempo, y más calma.
En cualquier caso ha sido una gran semana. Una semana para recordar, como el último oasis antes de atravesar el desierto. Quien sabe lo que depara el futuro. Todo es cuestión de tiempo, y de momento es todo cuanto tengo, así que todo irá bien. Ahora estoy en Dublín, y mañana vuelvo a Limerick. Ya veremos.
PD: Que bonito el City Hall (foto2), una cuenta pendiente.
3 comentarios:
yo me enamore de estocolmo! :)
me ahorro el chiste fácil, y sabes que me cuesta hacerlo, que a mi me pierden!
Estocolmo está genial (vuelvo ahorrarme el chiste fácil), me alegra que lo hayas disfrutado!
Jo, lo tuyo es un No parar.. tan mal NO lo estarás haciendo no XD
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