La semana pasada volví a conectarme al messenger después de varios meses sin tocarlo. En su día me cansó el juego de azar que implica interpretar las conversaciones, porque por muchos emoticonos y de más que pongas da igual, muchas veces ironía, sarcasmo, duda, ignorancia, y desconfianza se confunden. Y sin querer surgen los malentendidos.
La belleza está en los ojos del que mira y las interpretaciones que hagamos de las palabras que leemos dependen de nuestras circustancias. Las mismas palabras pueden interpretarse de formas totalmente distintas según el día que tengas. Y lo mismo ocurre con todo, mails, posts, sms, y de más. Al parecer los malentendidos fruto de las interpretaciones más variadas ya tienen nombre en el mundo anglosajón, Flame Wars. Y este interesante artículo comenta al respecto:
Sinceramente encuentro muy útiles los medios actuales de comunicación que nos permiten estar en contacto con media humanidad aunque no consigamos entendernos, y casi todo se reduzca a algo imaginativo. Se echa de menos el tono de voz, los giros, los gestos, y todo lo que la escritura no recoge. Dicen que si hay espacio para la malinterpretación es porque está mal escrito pero creo que es un factor que por muy bien escrito y medido que esté siempre estará ahí.
Somos la última generación que ha crecido sin estos medios y que se comunicaba casi exclusivamente de forma oral (sí, había unos emails que se escribían en papel y se metían en unas columnas amarillas por la calle. Primitivo y rudimentario pero sorprendentemente efectivo a pesar de la lentitud). Pienso en cambio en los chavales de ahora y me pregunto si tendrán más o menos facilidad para interpretar los mensajes escritos, o seguirán jugándosela a cara o cruz.
En cualquier caso lo que más me preocupa no es eso, sino que el 90% de la gente creamos que acertamos en nuestra interpretación.
La belleza está en los ojos del que mira y las interpretaciones que hagamos de las palabras que leemos dependen de nuestras circustancias. Las mismas palabras pueden interpretarse de formas totalmente distintas según el día que tengas. Y lo mismo ocurre con todo, mails, posts, sms, y de más. Al parecer los malentendidos fruto de las interpretaciones más variadas ya tienen nombre en el mundo anglosajón, Flame Wars. Y este interesante artículo comenta al respecto:
"According to recent research published in the Journal of Personality and Social Psychology, I've only a 50-50 chance of ascertaining the tone of any e-mail
message. The study also shows that people think they've correctly
interpreted the tone of e-mails they receive 90 percent of the time."
Sinceramente encuentro muy útiles los medios actuales de comunicación que nos permiten estar en contacto con media humanidad aunque no consigamos entendernos, y casi todo se reduzca a algo imaginativo. Se echa de menos el tono de voz, los giros, los gestos, y todo lo que la escritura no recoge. Dicen que si hay espacio para la malinterpretación es porque está mal escrito pero creo que es un factor que por muy bien escrito y medido que esté siempre estará ahí.
Somos la última generación que ha crecido sin estos medios y que se comunicaba casi exclusivamente de forma oral (sí, había unos emails que se escribían en papel y se metían en unas columnas amarillas por la calle. Primitivo y rudimentario pero sorprendentemente efectivo a pesar de la lentitud). Pienso en cambio en los chavales de ahora y me pregunto si tendrán más o menos facilidad para interpretar los mensajes escritos, o seguirán jugándosela a cara o cruz.
En cualquier caso lo que más me preocupa no es eso, sino que el 90% de la gente creamos que acertamos en nuestra interpretación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario