Me voy unos días de viaje al norte, sin ruta, sin destino, pero en buena compañia. Y se de antemano que será un viaje irrepetible, y único. Cinco machotes en furgona y tiendas de campaña. Sin duda será toda una experiencia.
Hoy se me ha quedado mirando una tórtola. Estaba en el sofá, mirando a la terraza, y entonces ha aparecido esa tórtola andando por la barandilla, con su ritmo, y al llegar delante mio, se ha parado a mirarme. Era una mirada curiosa, inquisitiva, constante y larga. Se ha quedado quieta, mirando, con sus ojos vermellones, y el cuello ladeado, sin prisa, como si tuviese todo el tiempo del mundo. Ha llegado ese instante en que la mirada ya no era normal que durara tanto, y entonces me ha dado la impresión que sólo le faltaba decirme algo. ¿Y que me podría querer decir?
Entonces me acordé, no se porque, de una conversación que tuve hace poco en casa a propósito de la muerte. Se que suena lúgubre, oscuro, y da miedo. Pero la conversación hacía referencia a todo lo que ocurre después de que muramos, y las decisiones que tienen que tomar quienes quedan llorando al fallecido, a veces en el peor momento para decidir nada. Y como una cosa lleva a la otra vimos lo que quería cada uno. Yo siempre he pensado que estaría bien que me enterraran en una montaña desde donde pudiera ver el mar y a la sombra de un árbol, quizás un olivo. Vamos, totalmente un sueño. Y al mismo tiempo acordandonos de un amigo que por desgracia se está yendo cada día un poco más y sin remedio, pensé en todo lo que me gustaría hacer antes de ese último momento. Toda la gente de la que me gustaría decirles lo que han significado en mi vida, agradecerles y abrazarles, dejando en sus memorias ese trozo de vida que me han dado, que hemos compartido.
Hay que abrir el corazón, sin esperar, no sea que el día que queramos no podamos.
PD: Me encantan las tórtolas. Son elegantes y sencillas. Nada que ver con las puñeteras palomas. Y aunque son un poco ruidosas he de reconocer que no hay mejor fin de semana que el que me despierta el arrullo de las tórtolas en mi ventana.
PD2: Un abrazo a todos y hasta la vuelta!
Os llevo en la mochila ;-)
2 comentarios:
Espero que estés disfrutando ese viajecillo. Un saludo.
Pues ya he vuelto de la aventura norteña y contra todo pronóstico he salido indemne. Todo ha ido de maravilla y solo puedo decir cosas buenas de esas tierras de diós. Navarra, Euskadi,Cantabria y un pie y medio en Francia. La comida impresionante, y los paisajes preciosos. Para la próxima... Asturias y Galicia. (y portugal)
Gracias por vuestros comentarios.
Chocoadicta, lo de los cuervos debe de hacer gracia la primera vez pero al final tienen que tocar la moral. Además llevan un rollo un tanto tétrico consigo, por la cultura que nos ha parido. Pero se ve que hay unos indios de alaska para los que la tierra surgió cuando la madre cuervo voló por la oscuridad sobre la nada y se cagó, creando la tierra y la naturaleza a partir del regalo de su digestión. Si bien esto explicaría las cualidades de ciertas personas la verdad es que me crea un conflicto para justificar las de otras muchas.
Si con esto consigues ver a los cuervos de otra manera... :-P
A mi el único cuervo que me gusta es el de Sandman, obra maestra del comic del que otro día te cuento algo.
Lucas, no me imaginaba que las tórtolas pudiesen contagiar nada, con lo bonitas y limpias que se ven. Ahora me fijaré si tosen o algo parecido ;-) Magnífico blog el tuyo, me ha hecho sentir y recordar muchas cosas y emociones que llevaban un tiempo olvidadas.
Y Porlacara la calidad de tus posts no decae, que gran material. Sigue así ;-)
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