Tenía ganas de salir a dar un paseo con la cámara de fotos. Necesitaba un paseo, casi como algo medicinal.
He pasado por el MACBA, que está de celebración (aniversario y visitas guiadas gratis domingos hasta fin de fiestas). Me encanta ver la gente guay que se mola y molan más que los pobres mortales que no tenemos estilo. Me reconcilia con mi vida, sencilla y sin demasiadas complicaciones. Los respeto pero no les envidio en absoluto.
Me gusta pasear y ver la gente, las miradas de complicidad de las parejas, la fascinación de los niños, los gestos de las ancianas que hablan de faldas, la madre que trata de convencer a su hijo de que vea menos televisión, las amigas que se escuchan, los chicos que se envalentonan delante las chicas que pasan, los turistas como si pasearan por la luna.
Esa soledad que llevo calada hasta los huesos me va dando mordisquitos y araña lentamente, a veces por sorpresa, otras veces con reconchineo, y alguna que otra hasta con cariño. A veces se confunde la soledad con la ausencia. Hay quien cree que la soledad trae de la mano la tristeza y que se sienta en tu regazo para empaparte la camisa con sus lágrimas. Pero no siempre es verdad. Muchas veces la soledad no es triste, solo es dolorosa, y deja sitio para sonreir y poder seguir.
Una vez me dijeron que la mejor vacuna contra la soledad son los abrazos. Pero en días como hoy no podría aguantar un abrazo sin estallar en mil pedazos. Porque hay dias de estos en los que tienes ganas de romperte y dejarte esparcir por el suelo, dejando que todo salga. Mañana ya te levantarás como nuevo, recompuesto y alicatado. Pero hoy sabes que sólo necesitas tres canciones y dejar la tensión para las vigas se vengan abajo.
He pasado por el MACBA, que está de celebración (aniversario y visitas guiadas gratis domingos hasta fin de fiestas). Me encanta ver la gente guay que se mola y molan más que los pobres mortales que no tenemos estilo. Me reconcilia con mi vida, sencilla y sin demasiadas complicaciones. Los respeto pero no les envidio en absoluto.
Me gusta pasear y ver la gente, las miradas de complicidad de las parejas, la fascinación de los niños, los gestos de las ancianas que hablan de faldas, la madre que trata de convencer a su hijo de que vea menos televisión, las amigas que se escuchan, los chicos que se envalentonan delante las chicas que pasan, los turistas como si pasearan por la luna.
Esa soledad que llevo calada hasta los huesos me va dando mordisquitos y araña lentamente, a veces por sorpresa, otras veces con reconchineo, y alguna que otra hasta con cariño. A veces se confunde la soledad con la ausencia. Hay quien cree que la soledad trae de la mano la tristeza y que se sienta en tu regazo para empaparte la camisa con sus lágrimas. Pero no siempre es verdad. Muchas veces la soledad no es triste, solo es dolorosa, y deja sitio para sonreir y poder seguir.
Una vez me dijeron que la mejor vacuna contra la soledad son los abrazos. Pero en días como hoy no podría aguantar un abrazo sin estallar en mil pedazos. Porque hay dias de estos en los que tienes ganas de romperte y dejarte esparcir por el suelo, dejando que todo salga. Mañana ya te levantarás como nuevo, recompuesto y alicatado. Pero hoy sabes que sólo necesitas tres canciones y dejar la tensión para las vigas se vengan abajo.
Es así, pero no será hoy. Porque no es el momento y ahora no quiero. Otro día será.
De momento hoy a la luna le ha salido una amiga.
PD: La felicidad tiene muchos aromas, y uno de ellos es a gofre. :-)
1 comentario:
otro de esos aromas es el de la crèpe de pernil d'ànec amb formatge de cabra, gel de rosa i oli de trufa que me comí ayer por la noche... brutal! Siempre hay dias malos, lo importante es que los buenos los superen! así que animo!!!
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