Divorcio

- Hola, buenos días. Venía a presentar los papeles del divorcio
- Bien, pase por aquí. ¿Ha traido el RP-45 y el certificado XJ-23?
- Sí, aquí lo tiene.
- Bien bien. (coge los papeles y los revisa) Ajá,... hummm, ya veo, hummmm
- ¿Todo bien?
- Por lo que veo esta presentando la demanda de divorcio contra si mismo.
- Exactamente.
- ¿Motivo?
- Diferencias irreconciliables.
- Explíquese.
- Bueno, ya sabe, son pequeñas cosas del día a día que al principio no importan pero con el tiempo te van cansando. Son siempre los mismos fallos, y no hago mas que decirme que voy a cambiar, pero nunca cambio, y lo siento, pero ya no puedo mas, no me creo ni a mi mismo.
- Ajá, entiendo.
- Sé que es una medida drástica, pero ya no puedo más. ¿Sabe lo duro que es levantarse cada mañana y darse cuenta de que no hay esperanza, que no va a cambiar?
- Bueno, por lo que veo aquí usted no firmó un contrato prematrimonial. ¿No es así?
- Sí, vaya, era muy joven entonces... nunca pensé que hiciese falta.
- Pues mal pensado. Y además me imagino que está en regimen de gananciales, ¿No?
- Sí, ... digo yo.
- En ese caso me temo que no hay nada que hacer. No hay juez que pueda aceptar la solicitud de divorcio de alguien consigo mismo si no se puede determinar que pertenece a quien.
- ...
- Lo siento, la proxima vez lo piensa usted mejor antes de decir sí tan alegremente. Si cuando dicen que es para toda la vida es por algo.
- (suspiro) Y ahora... ¿Que hago?
- Pues apechugue, como hacemos todos.