sábado, febrero 09, 2008

Emigrantes

Me he animado a escribir sobre este tema a raiz de las recientes propuestas que al amparo de las elecciones han decidido lanzar al ruedo de la opinión pública.

¿Que es ser ser inmigrante?

Ser inmigrante conlleva una renuncia y una esperanza. La proporción entre ambas depende de las circunstancias de cada uno. Unos persiguen un sueño, otros huyen, hay quien lleva un billete y un plan de vuelta, mientras que otros ven el futuro como un lienzo en blanco. Hay quien se va solo, y quien sólo quiere encontrar lo que en su tierra le esquivaba o simplemente quien quiere sacrificar unos años para salterse una generación en calidad de vida al volver.

Siempre tratamos de de clasificar y tipificar a las personas que nos rodean, aunque casi siempre nos equivocamos y generalizamos el caso aislado y minimizamos lo más habitual. Hace falta entender la motivación del inmigrante? Creo que sí, para comprenderlo mejor. Pero creo que para comprenderlo de verdad tienes que pasar por ello.

Llegas al país sin prejuicios, sin saber como funciona, las tradiciones, los personajes, las historias, las normas. Ni el quien es quien, ni los porqués. Para integrarte necesitas ir tejiendo los vínculos sociales que te permitan ir descubriendo cada uno de estos misterios. Pero hay quien considera que la integración conlleva la renuncia de los rasgos propios a favor de del país de acogida. Quien opina así sin duda nunca ha emigrado y no entiende que el emigrante ya ha renunciado a mucho como para renunciar a su propio bagage emocional y cultural (la cultura despues de todo son emociones compartidas por una comunidad).

La renuncia es muy grande.

Algo de lo que pocas veces e oido hablar es la importancia del sentido del humor en la integración. La uténtica integración se alcanza y entiende cuando consigues compartir el sentido del humor local. Entender las bromas, los giros, las expresiones y los referentes. Para conseguirlo necesitas interactuar mucho con la gente de allí, un dominio considerable del idioma, y conocer todos los prejuicios, tópicos, personajes e historia del lugar. Pero no sólo eso, además tienes que asumirlos casi como propios, eso esperan algunos.

¿Y como consigues eso? ¿Firmando un papel? ¿Esperando el advenimiento del espiritu santo y la iluminación divina? ¿Esperando que todo se aprenda por transpiración a base de estaren el lugar?

Hay quien dirá que la integración depende de la voluntad del emigrado para integrarse, y quien responda que si éste no encuentra apoyo ni herramientas para hacerlo el esfuerzo es enorme. Habrá quien opine que la voluntad se puede incentivar a través de leyes y normas que obliguen a integrarse, o que quizás den la herramienta para deshacernos de aquellos que consideramos que no se han integrado. La cuestión es como siempre ponerse de acuerdo con la definición de lo que es integración, porque si integrarse es asumir costumbres locales, entonces habrá que asumir tambien las malas. ¿Y porqué exigir a los que vienen de fuera lo que no exigimos a los que llevan aquí toda la vida?

Cada vez que etiquetamos a alguien nos equivocamos.

Yo, como emigrante, no tengo respuestas, pero tengo la impresión de que la mayoria de estas propuestas con las que nos deleitan estos dias se equivocan de raiz, al simplificar una realidad mas que evidente, pero de la que nadie habla. Hoy en día todos somos emigrantes, y el pasado ya no importa. No importa donde hayas vivido, sino en donde quieras vivir, con que gente quieras vivir, que sueños quieras hacer realidad.

Si seguimos dando más importancia al pasado que al futuro seguiremos andando de espaldas.

4 comentarios:

CRISTINA dijo...

Prometeo, podría comentar cada una de tus frases, palabra por palabra, pero poco podría añadir a lo que tú has dicho.
Creo que tienes mucha razón, que escribes habiendo tenido una vivencia y sobre todo que escribes con sensibilidad e inteligencia.
Y al otro lado de esa sensibilidad y esa inteligencia estarían los localismos, los nacionalismos, los patriotismos... estaría el grupo de amigos de un pueblo que intimidan a uno como ellos sólo por ser del pueblo de al lado, o los nacionalistas independentistas y cosas así que además si son vascos pueden optar por matar a otros vascos que no piensen como ellos, o estaría el PP y sus últimas barbaridades para ganar votos (no ganarán el mío, claro...)...¡ay qué pena!

Como dice Bunbury en una canción ¡¡extranjero soy!!

Saludos

flekyboy dijo...

Extranjero me siento en mi propio pais, dice Bunbury como bien nombra Cristina.

A mi, que diversos grupos de amigos me han terminado calificando como 'el guiri' cuando vivia en España por mis aficiones, costumbres y forma de ser en general, y sin embargo hasta que no me he sentido emigrante no he entendido muchas cosas, cosas como las que mencionas.

Creo que la integracion es dura y depende de demasiados factores como para generalizar, pero un factor que ha sido determinante para mi es asumir plenamente que aqui, pase el tiempo que pase, siempre sere un extranjero... no importa lo bien que hables el idioma, lo que sepas de su cultura, o el numero de amigos 'locales' que hagas. Por encima de todo, siempre seras un emigrante, porque tu alma nunca pertenecera a estas tierras.

Felicitaciones por el post, ha sido uno de los que mas me ha gustado hasta ahora.

Bohemio dijo...

ser emigrante es ser latino...es duro para nosotros ver que en nuestras propias tierras robadas por españoles y portugues tenemos que tener permiso para pasar, pagar por el agua y ser tratados como segunda categoria...
oh,,, el sueño del che guevara algun dia..

Prometeo dijo...

Cristina; Esos localismos, igual que todas las actitudes, desde mi punto de vista siempre se pueden entender de dos formas. O te acercan a otra gente, o te alejan. Y todo es cuestión de escala. ¿O quien no tiene un vecino de escalera con quien no se lleva bien?
Bueno, creo que no me he explicado bien. hummmm... pero sí, somos todos extranjeros :)

Fleky; A mi también me ha pasado siempre algo parecido, sentir que mi forma de sentir y hacer ciertas cosas no comulgaba con la tendencia general. Y sí, acabas sintíendote extranjero, aunque a mi también me viene por desarraigado (o por arraigado a muchos sitios diría yo).
Al final pertenecemos no al sitio, sino a las personas. Y eso es lo importante yo creo.

Bohemio; Es cierto que el sentir latino es muy particular. Hay muchos fantasmas del pasado que aún se cobran el precio de sus acciones (e inacciones). Muchos complejos, en unos y otros, que sólo se entienden al estar allí, y que desde Europa no se acaban de comprender. Hay muchas cadenas, y algunas no se ven, se llevan dentro. Hay llaves para esos candados en muchos sitios, cultura, familia,...

Abrazos