Mujeres, vino, desenfreno, masajes al atardecer en la playa, siestas acurrucado en una hamaca bajo las palmeras, fiestas clandestinas, conciertos desenfrenados.
Volver a nadar desnudo con luna llena, y comer en puestos callejeros, perderme en una ciudad desconocida, ir de bares hasta que cierren o salga el sol, cruzar la selva en tren, hacer noche en el desierto de Atacama, ver la aurora boreal, ir a la isla de pascua, bailar tangos en Buenos Aires, vivir con una familia en la Habana
Ir a las dunas con piscinas de Brasil, ir de fiesta en Colombia, ver el canal de Panamá, nadar en aguas luminiscentes, submarinismo en el Mar rojo, ir a la isla de Jeju en Korea, a Okinawa en Japón, saltar de Isla en Isla en Micronesia, recorrer Còrsega en bicicleta, ir a Mongolia en el trans-Siberiano, hacer el amor al amanecer con el Montblanc de testigo, visitar la fàbrica de chocolate de Lind, bañarme en un baño caliente en Japón, cantar en un karaoke en Birmània, emborracharme en Praga, encontrar el mejor croissant del mundo, volar en planeador, viajar por España durante tres meses de pueblo en pueblo y sin rumbo, jugar con un perezoso, ver los orangutanes en Madagascar, pescar un pez en una playa de Mozambique o Senegal y cocinarlo a la brasa, que le pongan mi nombre a una escuela, que me entierren en un ataúd de Ghana, que canten y bailen en mi entierro y que tengan tres días de luto que derive en una fiesta y una orgia monumental.
Todo esto contigo, en lo que quieras venir.
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2025/04/28
Diez años y un día.
No es una condena, es una vida.
Y mirando atrás, una sorpresa.
Por las cosas que sí hice, por las quería y había olvidado.
No fuiste tú, quién yo creía que iba a querer venir y no vino. Si no quien no lo parecía. Fue diferente, y de repente, todo cambió, como en una caída a cámara lenta, donde la vida se deshilacha y transforma en algo nuevo, aunque sea de repente y a cámara lenta.
Un armario y zapatos de tacón.
Apareciste por sorpresa y todo cambió. Con tu sonrisa y tus juegos, viviendo la vida con ceñuda intensidad. Reflejando lo mejor y lo peor de mi, haciendo que el mundo se detenga en tus maravillosos ojos negros.
Y la sorpresa de sentir que en todo lo bueno de la vida ahora te siento a ti, y en lo malo a tu ausencia.
El dolor de querer abrazarte y tenerte pequeña para siempre y al tiempo verte crecer ya para compartir todo lo que te quiero dar y descubrir.
El terror de comprender que cuanto más vivimos más morimos. Y no querer que mueras nunca, que seas siempre el sol que todo lo ilumina.
¿Qué será lo que traerán diez años y un día más?
PD: Resulta fascinante que este humilde blog sea lo mas constante de mi vida, y que el final de Abril sea la fecha mas repetida de los últimos diez años. Los diez años sin primavera.