Acabo de ser vencido, derrotado y humillado, por el tapón de seguridad para niños del bote desatascador.
Todo junto resulta una ironía demasiado grande para estas horas del día.
O soy un niño, o un manazas, o un peligro, o un cenutrio incapaz de entender las intrucciones.
Ahogaré mis penas con bollos y nocilla, a recordar los tiempos de la residencia (jodo, algún día de estos tendría que contar alguna historia de la residencia.
El tapón de seguridad es imposible de abrir. Que si aprieta aquí mientras giras y pitos y flautas. Nada, nada. Una tortura.
ResponderEliminarQue alegría volver a saber de ti Chocoadicta! Estabas totalmente desaparecida
ResponderEliminarGracias por vuestra solidaridad, a las dos. Pero os diré para vuestra sorpresa (y la mia) que lo conseguí! Abrí el puñetero bote. No os diré a que precio, pero lo conseguí.
¿Leiste antes las instrucciones de uso? Ja, ja, ja, a mi me suele ocurrir que no lo hago y...tampoco puede abrirlo
ResponderEliminar