En ocasiones prestamos más atención al bronce que nos llega desde el pasado porque podemos imaginar quien fué, lo que nos habría dicho, lo que habrá vivido; mientras la carne que todavía respira y da vida a una persona cargada de historias, experiencias y cálidas caricias nos resulta más amenazante.
Que duras podemos llegar a ser las personas, casi como el bronce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario