jueves, diciembre 27, 2007

Un día cualquiera

Vuelves de tu visita Navideña a la familia y te levantas por la mañana preguntándote porqué carajo te pusiste a trabajar. Especialmente despues de que la alarma de la casa del vecino haya estado sonando toda la noche. En la cocina descubres que no tienes leche para los cereales, así que improvisas como puedes, y no sale necesariamente bien. Pero no te preocupa, porque hoy pedirás el menú extra.

A lo tonto casi se te hace tarde, pero eso no es lo peor, ya que cuando sales a la calle descubres que está lloviendo, que es noche cerrada y que no hay ni dios. Por un momento te planteas que te has equivocado de hora que que son las 6 y no las 8, pero para bien o para mal son las 8. Por aquellas cosas de la fortuna subes al tranvia y te encuentras a la chica morena tan simpática del otro día a la que no conoces de nada, pero . Le saludas ilusionado ya que te está mirando, pero descubres que o es ciega o muy miope (o muy buena disimulando). Por contra me he encontrado al compañero coñazo al cabo de dos minutos que te da el viaje.

Vale, no pasa nada. Llego al curro con tiempo. Despues de una hora asquerosa preguntándote porqué aceptaste el trabajo se te ocurre mirar el horario y descubres que hoy te tocaba entrar dos horas y media más tarde (lo peor no es eso, sino que saldrá otras tantas horas más tarde de lo que pensabas). Llega tu hora de comer, vas a apagar el teléfono y justo en el último segundo te entra una llamada. Tienes que atenderla, e inevitablemente acaba durando una hora (si somos el mejor servicio técnico del mundo es por algo). Se te hacen las cuatro, no has comido, y hace media hora que no piensas en otra cosa.

Te vas a la tienda y tachán, está cerrada. Así que no tienes nada que comer a parte de avellanas y una manzana. Por suerte un compañero de trabajo te da unos noodles del doctor Senbei (obviamente del sabor que te horripila) y puedes salvar la comida. Tarde eterna, en la que te dedicas a escribir esta cronica innecesaria y quejicosa. A penas llamadas, hasta justo media hora antes de que acabe tu turno. Entonces entra otra llamada que a los 5 segundos ya sabes que va a durar al menos una hora. Y así es. Son las 8 y media y hace media hora que tendría que haberme ido. (porque la chica era maja y un primor, que si llega a ser borde la liquido en dos minutos como dios manda)

Además llueve (despues de diez dias sin llover)

La gracia de todo esto es que me reafirmo en la teoría de que el día de mala suerte en mi caso no es el 28 de Diciembre o los Martes trece, sino el 27 y los Lunes 12. En serio.

Así que sabiendo que mañana va a ser un día cojonudo me despido y saludo hasta la próxima ocasión.

3 comentarios:

Esther dijo...

vaya Prometeo... espero que el día de hoy sea mejor que el de ayer... desastroso por cierto! el mío no fue mucho mejor (aparecieron fantasmas del pasado...) a ver si te envío un mail durante mis vacaciones y te cuento cómo va el asunto. ánimo con tus días feos, tú puedes! besitoooos y un abrazo enorme.

CRISTINA dijo...

Pues disfruta del día de hoy...y de mañana, día 29, que para mí es un número muy chulo.

¿Qué tal el objetivo?

Besos
¡Y feliz fin de año y comienzo del próximo!

bellosoli dijo...

bueno, pues espero que el 28 fuese cojonudo... por mi parte, notición: he estado medio enfermo los ultimos tres dias!! y sabes que me dolia?? la cabeza! como ves, no hay novedades en mi vida/existencia...

bueno, a pasarlo bien y nos vemos para reyes, eh?