domingo, octubre 09, 2005

Lana

Me cuesta encontrar las palabras adecuadas para darte un abrazo. No consigo dar con las tiritas que necesitas para ese corazón magullado. Y al final tengo la sensación de que no puedo hacer nada por ayudarte más que escucharte y tratar de sembrar una semilla de fe en el futuro y el tiempo.

De nada sirve porque aunque digas que te sientes mejor en realidad ningún problema ha desaparecido mientras tanto. Solamente ha cambiado el momento y la perspectiva, el resto sigue igual.

Me gustaría tener la varita mágica que aliviase tu dolor y diera un respiro a tu alma que empieza a estar cansada. Ojalá pudiese levantarte de donde estás y llevarte a un lugar más cálido y lleno de luz. Pero no se como hacerlo porque llevo plomo en las piernas y bastante me cuesta no hundirme a cada paso en las arenas movedizas de la vida. No se que puedo ofrecerte porque tener las palabras justas no sirve de mucho, y no soy ni lo sabio ni lo fuerte que parece. Por eso los sentimientos me abren como un cuchillo caliente a la mantequilla, y repito los errores de los que creía haber aprendido lecciones. No soy un ejemplo de nada y todo cuanto puedo compartir contigo es mi tiempo, y mi visión del universo.

No se como dar consuelo porque a veces cuando lo intento pierdo el mío por el camino.

Aunque este no sea mi mejor momento espero poder estar ahí, de la forma que sea.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente GRACIAS.

TE QUIERO,

Lana

Anónimo dijo...

Las palabras no son muchas veces las que curan las heridas. Hay momentos en los que poderse aferrar a alguien significa mucho más.
El silencio no es la ausencia de la palabra; habla por sí mismo. Un silencio compartido con alguien a quien se quiere puede decir más que mil palabras.
Y simplemente una presencia (en este caso, la tuya para esa persona) puede significarlo todo.

Anónimo dijo...

Exactamente...